Monday, September 5, 2011

LAS MALAS PALABRAS

Cada vez se escucha con más frecuencia como los niños adquieren un vocabulario que no es esperado ni deseado. Sucede que, desde que empiezan a hablar, imitan el lenguaje a mucha velocidad sin preguntar Si es correcto o no. Cada día se suman términos nuevos y, por supuesto, estas adquisiciones suponen palabras malsonantes. Además, las emplean para todo: para cuando algo se les rompió, para insultar a un compañero de banco y para dejar claro que está enojado con la decisión tomada por sus padres. Los niños repiten malas palabras porque las escuchan a menudo y porque les llama la atención el efecto que produce en otros esas expresiones. Si su hijo repite malas palabras, seguramente a usted se le presente un dilema: cómo debo reaccionar? ¿Le pego en la boca, lo reto, le advierto severamente que no lo diga? ¿Me hago el distraído? ¿Qué hacer? • Enséñele con el ejemplo: Si usted las pronuncia, discúlpese delante de él. La educación se basa en vivir coherentemente. • Si un adulto de la familia maldice, llámele la atención delante de su hijo para que vea que es una conducta inadmisible en cualquier edad. • Demuéstrele que hay expresiones alternativas para los insultos. • Intente hacerle ver que las malas palabras pueden ser hirientes. Muchas veces es necesario explicarle el significado de lo que está diciendo. Es muy probable que, cuando su hijo diga que “su hermano es un mongólico”, no sepa el verdadero sentido de lo que está expresando. • No comente con otras personas lo que él ha dicho delante de niño. Esta actitud hará que se sienta importante y lo animará a seguir recurriendo a esas palabras cada vez que quiera llamar la atención. • Cuando es todavía pequeño, pronuncia ciertas palabras para ver el impacto que producen. En ocasiones es mejor no reaccionar para no darles dimensión. Es probable que al cabo de un tiempo su hijo se desinterese y deje de pronunciarlas. • Aunque a veces puede producir gracia, intente no reírse cuando su hijo diga alguna expresión disparatada. • Que su hijo entienda que son palabras de mal gusto y que, en lugar de enaltecer a su persona, no hará más que promover una mala imagen de sí mismo. Juana Frontera- Fogel MD, Ed.M.S.

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