Monday, September 5, 2011

La sinceridad versus las mentiras

Desde que aprende a hablar entre los 3 y los 5 años, el niño no miente en absoluto por maldad ni con malicia, sino por pura fantasía. En cambio, a partir de los 7 un niño es perfectamente consciente de lo que dice, pero decir siempre la verdad, a veces resulta difícil. Claves para tener en cuenta • Debe comprobar que decir la verdad es algo bueno, aunque le provoque algún disgusto o castigo ocasional. • Intente que su hijo relacione su “confesión de la verdad” con un incremento de la con fianza en ti, • No es bueno emplearlo como transmisor de las propias mentiras (por ejemplo, pedirle que conteste telefónicamente y que diga que no hay ningún mayor en casa). Aunque un hijo mienta constantemente hay que evitar etiquetarlo como “mentiroso” y recriminarle en cada momento la mentira que dijo. Si se lo cataloga de embustero, es probable que acabe siéndolo. Mejor es decirle: “dijiste una mentira”, de este modo se juzga el hecho concreto y se le da idea de lo que está mal. La natural es que procure habituarse a mentir y es allí donde reside el peligro. ¿Por qué? • Para llamar la atención: cuando se siente carente de cariño, miente para que sus padres depositen la mirada en él. • Por miedo al castigo desmesurado: esta situación se produce cuando se respira una excesiva severidad en el hogar y se confunde firmeza con rigidez en la educación. • Por defensa: es la única manera que tiene el niño de salvar el pellejo cuando la mano de su padre, por ejemplo, es más rápida que sus explicaciones. • Por baja autoestima: el niño que no se considera aceptado en casa, se ve torpe o malo a los ojos de los mayores. Miente para esconder sus fallas, errores travesuras y así no dejen de quererlo. Conviene explicarle que todos tenemos fallas y que el cariño persiste a pesar de las travesuras. Juana Frontera- Fogel MD, Ed.M.S.

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