Tuesday, September 6, 2011

DONDE TERMINA LA OBLIGACION DE LOS PADRES Y EMPIEZA LA DE LOS HIJOS

La responsabilidad de los padres para con los hijos, termina donde empiezan las obligaciones de los hijos para con los padres. Esta línea que estaba claramente demarcada para la generación a la que pertenecemos los padres actualmente, esta muy difuminada en estos tiempos. Los hijos nuestros fueron criados de manera que se les hizo creer que ELLOS JAMAS TENDRIAN OBLIGACIONES, SOLO DERECHOS. Y las terribles consecuencias de ese error de crianza de esta generación, no solo la estamos pagando los padres que nos sentimos angustiados frente a unos hijos cada vez menos conformes y respetuosos. También ellos, esos hijos que no supimos ensenar, son las víctimas de estos errores. Como padres, debemos aceptar que una de las fallas de nuestras generaciones con respecto a nuestros hijos, es que adoptamos una actitud que se traduce en una famosa frase que no dio resultado alguno positivo y mandó todo al diablo. Esa frase que acuñamos es: ¡Yo no quiero que mi(s) hijo(s) pase(n), trabajo y menos las carencias que yo pasé! Lo que ha traído como consecuencia que no les permitimos a nuestros hijos conocer las dificultades de la vida, la escasez o llegar a pasar hambre; criándolos erróneamente dentro de una cultura del desperdicio y la abundancia, o, por lo menos, donde nunca ha faltado comida, medicamentos, un hogar lleno de bienes materiales con lo cual hicimos de ellos seres inconformes, insatisfechos e inseguros. Voy a hacerles una lista de los errores de crianza más comunes: 1) Los acostumbramos llamarlos varias veces en la mañana para que se despierten y que se vistan casi que obligados. Después hay que llevarlos a la escuela, al liceo o a la universidad y, digo llevarlos porque no es hasta que son bien grandes cuando finalmente tienen que tomar el bus, el metro etc si no les pudimos comprar un carro, para llegar a su centro de estudio. 2) No les ensenamos a que se ocupen de que su ropa esté limpia y menos, ordenada y mucho menos que colaboren en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar. 3) Les compramos los más costosos juegos y equipos digitales más modernos del mercado, (Computadora, Ipod, celular o blackBerry, etc.). Algunas veces, quizás sin merecerlo todavía, sin habérselos ganado y sin que les haya costado nada porque son compradas por nosotros y si se descomponen, para eso estamos nosotros también. Entonces, no faltaba más y a la brevedad y sin chistar, tenemos que que pagar la reparación. 4) Permitimos que generalmente se levantan irritados o molestos porque se acuestan muy tarde, chateando o haciendo algo distinto en la computadora, oyendo música con sus audífonos, viendo televisión, jugando playstation, hablando o enviando mensajes. 5) Permitimos que nuestros jóvenes de hoy “idolatren” amigos o a falsos personajes de Realitys de TV; pero viven encontrándoles defectos a sus padres, a quienes acusan a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda o de que “nos estamos en nada”. 6) Otro de nuestros errores es cuando acostumbramos a nuestro(s) hijo(s) a darle(s) su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por ella y todavía se quejan a porque eso no le(s) alcanza para nada. 7) Aceptamos pasivamente que los casos en que uno intenta hablar con ellos, automáticamente se cierren cuando se les hable de moral, honor y buenas costumbres, y mucho menos de religión. Lo consideran aburrido. Ya saben todo y, lo que no saben ¡Lo consultan en Internet! 8) Nos hacemos los tontos, cuando nuestros jóvenes inventan trabajos de equipo o paseos de campo, que, al permitírselos sin uno siquiera averiguar, que lo menos que uno sospecha, es que, quizás le dio po probar éxtasis, coca, marihuana o cuando mínimo, alcohol. 9) Esta de mas decir que a los 10 años, muchos de nuestros hijos ya habían ido a Disney World, mínimo dos veces, cuando nosotros a los 20 quizás aún no habíamos viajado a otra ciudad de nuestro país a visitar a algún familiar. De esta forma, el “dame” y el “cómprame” siempre fue generosamente complacido, convirtiendo prácticamente a nuestros hijos en habitantes de un hotel con todo incluido, es decir, hasta con sirviente(a), que después intentamos que funcionara como hogar. La problemática que estoy describiendo, afecta sobre todo a los jóvenes de clase media o media alta, que bien pudieran estar entre los 18/24 años y a aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos. Para completar, dada la difícil situación económica-social existente en todo el mundo , la cual impide que nuestros hijos después de graduarse puedan comprar un vehículo y menos dar una cuota inicial para la adquisición de un apartamento, la probabilidad de que hagan su vida independiente se aleja cada vez más, pues, aún graduado(s) y con trabajo, hay que seguirle(s) manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta los partos de sus hijos, debido a los bajos sueldos que suelen pagarle las empresas a jóvenes recién graduados y, eso, cuando tienen la gran suerte de conseguir un trabajo. Para eso están los “viejos” para que papá o mamá continúen resolviéndoles la vida Este mensaje es para los padres que tienen hijos y que todavía tienen la oportunidad de poder formarlos como verdaderos ciudadanos responsables, educándolos con principios y responsabilidades. Sobre todo, inculcándoles el hábito del ser agradecidos, incluyendo, por supuesto, el enseñarles a ganarse el dinero con honestidad, esfuerzo y dedicación. En esa formación deben incluir también enseñarles a conocer lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de luz, de agua, de renta, de teléfono, etc. Y aunque parezcan tonto, que los sábados o domingos laven el carro, ayuden a limpiar la casa, NO SU CUARTO, porque esa debe ser su obligación sin pago de por medio. Incúlquenle la costumbre de limpiar sus zapatos, de que paguen simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben, implántenles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que los padres pagan y por la que ellos no pagan ni un centavo. Esto puede generar una relación en sus mentes trabajo=bienestar. Igualmente, que entiendan que asistir a la escuela, liceo o universidad es un compromiso con su propia vida, el cual les beneficiará directamente a ellos y que no es ningún mérito asistir a recibir educación y formación, porque de la responsabilidad con que cumplan ese compromiso, dependerá en el futuro su calidad de vida. Es recomendable también que todos los jóvenes deben aprender desde temprano a lavar, planchar y cocinar, para que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más difíciles. Ojala que este mensaje llegue a los padres que todavía tienen la oportunidad de cambiar o hacer algo al respecto. Ya los abuelos pagaron y nosotros, los padres de adolescentes actuales, estamos pagando con preocupación, sufrimiento y angustia la transición. Que cada quien tome conciencia de lo que le corresponda. Y sálvese quien pueda!! Juana Frontera-Fogel MD, Ed.M.S.

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