Es muy común en los seres humanos la dificultad para aceptar la no permanencia, que nada es para siempre, y que no comprender la verdadera naturaleza de la no permanencia, significa sufrimiento. La mayoría de nosotros estaría de acuerdo en aceptar que cambiar, es un hecho de la vida. Si pregunto si el tiempo, un río o una montaña siempre serán las misma, la mayoría dirá que no. Si pregunto si nosotros, como individuos nunca vamos a cambiar, una vez más la mayoría dirá que no. Pero aquí está el problema, existimos en un estado de conflicto, donde intelectualmente comprendemos que todo cambia, pero emocionalmente nos aferramos a las cosas que nos gustan y alejamos las cosas que no nos gustan. Esto crea el sufrimiento, cuando estamos siendo golpeados por los vientos de cambio, experimentan confusión emocional, tratamos con fuerza para aferrarnos a lo actual y deshacernos de esa situación nueva, todo ese esfuerzo es en vano.
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